Cualquier similitud con Cienciano no es simple coincidencia. Si durante la Copa Kirin confundió a Piero Alva con Rodrigo Saraz, a Mostto con Carty, o a José Mendoza con Morán, no se preocupe amigo lector, que eso le sucedió a muchos.
Cienciano consiguió sus logros entendiendo que todos eran “obreros”que trabajan por un mismo objetivo, dejando de lado el individualismo innecesario para tratar todos juntos de construir un equipo. Ese es el sello y la filosofía de Ternero.
La selección rápidamente entendió ese pensamiento y lo puso en práctica. Sin lucir, e incluso siendo durante gran parte del partido dominado por Japón y Emiratos Árabes, el equipo peruano supo “bajar la cabeza” en el momento justo, para engañar a los rivales asiáticos y ensestarles un golpe letal en los últimos segundos (aunque esta táctica sólo resultó con los “nipones”).
Ahora se habla mucho de los jugadores que fueron a Japón. Es indudable que la base será la misma, es decir, no vemos una selección peruana sin Farfán, Pizarro, Solano, Rebosio o Ibañez, por nombrar algunos de los referentes, pero este torneo sirvió para ver nuevos valores y hacerles entender a estos “consagrados” que detrás suyo hay personas que quieren quitarles ese lugar privilegiado.
Así están las cosas ahora. El mundial sigue siendo una utopía, pero al menos con Ternero sabemos que Perú respetará un patrón de juego, y ya no lo volveremos a ver salir a jugar un partido totalmente confundido y sin ideas (como ocurrió con Autuori en muchos encuentros).
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